Rap del Inmaduro

Junto con las asociaciones de padres, profesionales, políticos y socios de toda Europa, estamos comprometidos con los más pequeños de nuestra sociedad. En nuestra llamada a la acción oficial al Parlamento Europeo exigimos a los responsables en la política, la economía y la sanidad una recomendación de la Unión Europea para lograr unas normas nacionales comunes para la salud de los recién nacidos. Para hacer posible que cada niño en Europa tenga un buen comienzo en su vida

Pronto verás las imágenes...
Pronto verás las imágenes...
Programa del Acto
Programa dia Mundial del Prematuro 2013.
Documento Adobe Acrobat 179.9 KB

Somos Reyes y Marcos, los papás de Reyes; nacida un domingo 10 de julio de 2011, a las 21:25 con 1.045 g. de peso.

Al comenzar a escribir pensamos realizar una tarjeta de agradecimiento. Algo simple y directo: “GRACIAS POR SALVAR LA VIDA DE NUESTRA HIJA”; sería una forma sencilla de comprimir estos dos últimos meses de nuestra vida pero sentíamos que, aunque la simpleza de la frase encerraba la verdad y la belleza de lo vivido, dejaba en el tintero multitud de detalles que nos gustaría compartir con vosotros.

Todos los miembros de la Unidad de Neonatología sois profesionales y nosotros somos sólo unos “padres prematuros”, así que si algún detalle olvidamos simplemente esperamos que lo entendáis como un proceso debido a nuestras neuronas aturdidas y/o a la dificultad de resumir tantas experiencias.

La primera vez que vimos a nuestra hija nos imaginamos que parecía un balón de rugby: pasaba de mano en mano y de repente entró en su incubadora… nada que ver con la imagen que teníamos de cómo sería el parto. La Dra. Mercedes salió corriendo con la incubadora, mientras nuestra hija lloraba como nunca la volvimos a ver llorar hasta ahora. Mercedes se paró delante de Marcos y trató de darle la información básica, y digo que “trató” porque a él se le agolpaban miles de preguntas e hizo lo posible por entender lo que le decía. Posteriormente me visitó a mí en el postparto y compartió conmigo unos minutos que fueron como un bálsamo para aliviar nuestra sed de información.

Cuando entré por primera vez en la unidad de neonatología, llamé al porterillo y dije: “Soy el padre de Reyes”… recuerdo que fue muy raro y que me sonó como una confirmación en mi mente aun aturdida de que algo había cambiado. 

En la UCI, colocada bajo un soporte rosa, en la cuna número 3, estaba nuestra pequeña y me recibió Ofelia, comentándome todas las circunstancias, normas y situaciones que empezaríamos a vivir a partir de aquel momento… no sabría decir el por qué concreto pero sí que la forma de hablar y el cariño que Ofelia transmitía al referirse a nuestra hija hizo que yo saliera de allí con el convencimiento absoluto de que Yeyita estaba en las mejores manos posibles.

Comenzamos nuestra estancia y el “master” en paternidad cuando fuimos juntos al día siguiente y Meli  nos explicó cómo sacarnos leche… sé que fisiológicamente es imposible pero lo hizo tan bien que hasta a Marcos le podía haber salido calostro. Desde aquel momento Meli se convirtió en la asesora de lactancia de Reyes resolviéndole todas las dudas que pudieran surgirle, incluyendo unas clases particulares bastante divertidas.

En un par de días estábamos adaptados a esta nueva situación lo cual, teniendo en cuenta que nuestra hija tendría que haber nacido el 4 de octubre, es uno de los méritos más positivos del conjunto de personas que trabajáis en la unidad.

Fuimos conociendo poco a poco a un conjunto de personas especiales, que eran algo más que buenos profesionales, como José María -al que hemos visto ponerle hasta tres veces la sonda nasogástrica que nuestra hija se quitaba repetidamente sin que en su rostro hubiera el más mínimo atisbo de disgusto-, Mª Ángeles -que además de compartir sus bellos cuentos llenaba nuestros oídos con halagos a nuestra niña cuando creíamos que sólo nosotros podíamos ver bonita a aquella “pulgarcita”-, Charo –que nos explicó que era normal la pérdida de peso hasta cerca de los 900 g. que estaba teniendo nuestro bebé-.

Todo parecía fluir con gran facilidad, quizás eso hizo que cuando al quinto día el Dr. Casanovas nos diera la noticia de que una infección de estafilococos estaba amenazando la vida de Reyes los dos fuéramos más conscientes aun de la realidad. Hasta de esa terrible noche tenemos buenos recuerdos como ver a Ofelia despidiéndose porque comenzaban sus vacaciones y sentir que no quería dejar a nuestra hija en esa situación o cómo lo más simple: un litro de zumo de naranja, si se da con cariño como hizo Concha se convierte en el consuelo de no estar solos. Esa noche, Concha y Manoli fueron los ángeles de la guarda de Reyes.

Poco a poco el tratamiento fue haciendo efecto y nosotros allí, a su lado, seguíamos recibiendo todo lo que necesitábamos. Víctor nos dio esos días la información basada en su experiencia, mezclada con bromas y otras conversaciones más intrascendentes, que nos proporcionó unas mejores defensas para estas situaciones porque nos enseñó a vivir el día a día. Por su parte, el Dr. Casanovas nos recomendaba libros y lecturas que nos pondrían al día en cuestiones médicas y también en el aspecto emocional.

Podemos decir que la muerte nos pasó muy cerca, pero entre todos la esquivamos.

Y así seguimos adelante más fuertes, más conscientes y sobre todo más felices con los pequeños detalles como los lacitos hechos a mano que Concha le colocaba a Reyes.

Como católicos pensamos que era el momento de bautizar a nuestra niña y así lo hicimos en un acto que nunca olvidaremos… Nieves ante el rito y como improvisada madrina lanzaba miradas con cara de preocupación al agua bendita, preguntaba si podía secarla y colaboraba en mantener la incubadora lo más aséptica posible.

Así fuimos remontando el partido…subimos de curso al BOX 2 y nos fuimos con el miedo del que llega a un sitio nuevo. Pedro nos enseñó que más incubadoras no significaba menos atenciones porque una capacidad que todos tenéis es la de multiplicarse en el esfuerzo de no dejar a nadie desatendido.

Siempre atentos, siempre profesionales, siempre cariñosos como cuando Julia nos decía que Reyitas era una niña mayor y veíamos cómo nuestra niña la miraba “desafiante” cuando le iba a pinchar la eritropoyetina… ese simple detalle nos parecía increíble siendo una anécdota más que nos trae gratos recuerdos.

En medio de todo ello se sucedían las informaciones de la Dra.Laura, siempre con una sonrisa por delante y con palabras que sonaban a música celestial: “esta niña va muy bien”. Hasta que llegamos al final del camino: BOX 3 y cuna.

En ese camino nos fuimos cruzando con Mª Luisa, Elena, Isabel, Toñi, Mª Fernanda, Chelo, Carmen, Ana, Rosalía, Mª Ángeles (supervisora), Isa, Lola, Macarena, Nuria, Irene, Rosa, Grace, y Cati… todas ellas nos enseñaron algo.

Llegados a este punto ¿qué más decir?, es evidente que “GRACIAS POR SALVAR LA VIDA DE NUESTRA NIÑA” es correcto pero se queda corto. Quizás lo que nos sale del alma es :

“GRACIAS POR DARNOS UN REGALO QUE DISFRUTAREMOS CADA DÍA CON CADA SONRISA DE NUESTRA HIJA”.

Está claro que hemos sido tratados con algo más que profesionalidad: con cariño y familiaridad que nos hacen despedirnos de un sitio que no queremos volver a ver, con pena por estar lleno de personas a las que nos encantaría ver siempre.